jueves, 7 de octubre de 2010

Un día como cualquier otro, y algo más

Noche. Autos, trabajadores, mujeres y demás en el mismo sitio de la vida. Perdidos en sus ambiciones, deseos y diversiones, y hasta en obligaciones. También se caen en el mismo conjunto: conviven.
Las ruedas de ese polo gris me marean. Me hunden en la propia inmensidad de mi ser: único, protagónico, perdido y silencioso.
Mi birome no para. Estoy poseído por un ente, digno de Hitchcock, propio de mí. No hay murmullos en la noche, sí un pandemonio en el colectivo; aturdido, perdido estoy. Las casas de mi recorrido son paredes, pasillos se forman en casi 3D.
La rubia hueca en mi derecha junto al ejecutivo de turno, la percibo, la energía individualista no deja de procesar, de procrearse.
Hay un dormido. ¿Seré yo? Es él, contra el vidrio, no sé quien es, es él. Sin nombre, sin apellido, es él.
Sube un morocho, saca 90 se sienta cerca y mira hacia afuera. Se despide del mundo, de su mundo.
Se alumbra Belgrano, sin bandera, de noche. El seductor y la seducida se pierden. No están. Se fueron.
Aparecen los floggers. ¡Que locura! Me Peino de costado y voy a Belgrano. ¡Basta! Me voy… a tomar una birra a la esquina.
Ruido no para, sigue. Es mucho. Me aturde el silencio, mi birome no para.
Ataca la panza. Más ruido. Hay hambre. La sonrisa seductora de la parejita no sirve. Y siguen.
Llego a la ESMA. Sangre, dolor, pena. Nadie mira, a nadie le importa. Una boliviana me mira, piensa que soy escritor. No paro. Mi birome no para. Estoy poseído. Jajajajaj   jajaja me río en el papel como en el MSN ¡que loco! Todo esto sin faso, ni alcohol. Puro delirio. No lo puedo creer, es único.
La placita de defensores. No se me ocurre nada, ni las calles me ayudan a escribir, pero recupero me cabeza. Vuelvo en si. Cabildo…
Llegue a Núñez. La farola me avisa y los gatitos de boliche en previa de feriado me lo confirman. ¡Uhhh los pibes! Saavedra, borrachos, drogones, caretas.
Me llené. Gracias.



(Guardé el cuaderno y la motivación no paraba)

¡Ahhh los cancheritos! ¡Que personajes! Se ríen a 900 dientes en el fondo del bondi y apenas saben hablar. La parejita se sigue riendo, ahora me llenan. No sé por qué. Pero esta bien.
¡Que linda la calle! ¡Que loca! Todos se juntan, conviven. Es una selva. Y nadie mira.

La experiencia se repite, esta vez frente al teclado. No hay ideas, hay magia. Respeto sin saber a puro instinto comas, reglones, líneas, acentos; soy pura ortografía. En casa todos duermen. Hay silencios inmensos, ensordecedores, quebrados por una vecina inquieta y muebles sensibles. Parece el alma, pero no es nada.
Afuera la calle es cómplice, aliada de la nada total. El único que no deja de trabajar es el CPU, se mueve, se mueve, procesa y almacena lo que escribo.
Huelo a tabaco. Esta a lo largo del pasillo del departamento. Es Catalina, mi vecina que lucha contra un cáncer de pulmón con un cigarrillo en la mano, mientras la columna y sus caderas suplican por piedad a cada paso.  
Es madrugada de lunes. La más deseada, la más odiada. No hay música, solo la de los colectivos con su rechinar en cada esquina para levantar al trabajador de turno. Hace frío. No parece. “Esto no es nada”, dice el encargado al verme, sorprendido con mi despertar tan matutino y mi andar somnoliento. “Voy a comprar pan” respondo casi de compromiso y lo miro de reojo.
Vuelvo a casa. “Viste que no pasaba nada” escucho apenas paso la puerta. Sonrió, comparto y sigo. Solo quiero llegar al tercero. Subo al ascensor, llegó a mi objetivo, pasó la cortina de humo y abro la puerta. Otra vez en casa. Soy feliz.

Mi libro on-line

Pasaron varios meses para tomar fuerza y decidir abrir un blog. No puedo negar que el ego de periodista muchas veces me motiva a escribir para ser leido, pero en este rincón voy a expresarme. Sacar algunas ideas, si es que las hay...
En este espacio pretendo traer la vida cotidiana, autóctona de la calle en pequeñas líneas. Redactar lo que siempre quise, sin precio, sin bajadas de línea, sólo disfrutar de lo que descubri hace algunos años, tratando de zafar de carreras universitarias largas, densas y con poca salida laboral.
Escribir me permitió conocer la vida, gente, lugares... Hoy pienso que dirían mis maestras de lengua o literatura si supieran de lo que trabajo, porque ser periodista es el lugar oficial donde ejercito mi hobby.
Mi mujer, Mariana, quiere llevarme más allá: hacer un libro. Quizás este blog sea el anticipo de esa motivación. Por ello decidi comenzar este libro on-line...
Este lugar se lo dedicare a mis hijos: Martin y Lautaro, y ese pequeño que solo la familia sabe y tambien se merecería estar entre nosotros.
Ojalá puedo sacar lo mejor de mis letras en este espacio. Gracias mi vida por la confianza. Te amo!!